[NAVIDAD SIGNIFICA...] Dios quiere que conozcas su corazón

La historia del nacimiento de Jesús nos enseña un millón de cosas, cada año podríamos volver a ella y encontrar algo nuevo. Admiro el trabajo de Dios al crear esta magnífica historia, tejer los hilos de trama, tener preparados a los personajes correctos y hacer de sus vidas un desarrollo complejo y excepcional. Dios es un artista, un creativo inteligente que colocó promesas, profecías, metáforas a lo largo de la historia solo para que tú y yo podamos observar y analizar su obra de arte hoy en día. Imagínate, más de 2,000 años después. 

Jesús dejó su corona y su trono para bajar a la Tierra como Emanuel, el Dios que quiere
acompañarte, ir a tu lado y lavarte los pies. Servirte. ¿Qué dios hace eso? Desde el Génesis pasan miles de años hasta que Jesús llega a la Tierra, pero Dios ya tenía planeada esta historia de amor. 

Por amor respondió a las oraciones de la viuda Ana (Lucas 2:37) y otros miles de judíos que esperaban de rodillas, con suplicas y oraciones llenas de fe la llegada de un Mesías. Por amor escogió a las personas más sencillas, más ordinarias para convertirlos en personajes extraordinarios.

A menudo olvidamos que las personas a las que Dios les anunció el mensaje por primera vez no tenían privilegios ni un status socioeconómico elevado. Los pastores eran vistos en la sociedad judía como impuros e indignos, José era un joven carpintero y María solo una jovencita que era conocida por venir de una familia que seguía a Dios. 

No eran poderosos, populares ni tenían alguna influencia. Si hubo personajes privilegiados, como los Magos del Oriente, que por su influencia llegaron hasta el palacio de Herodes, pronto se olvidaron de la comodidad, de las riquezas o de sus palacios de oro cuando fueron a buscar al niño en el pesebre para adorarlo. Ni siquiera les importó que Herodes pudiera acusarlos de traición y matarlos.

María lo confirmó cuando aceptó ser la protagonista de la historia, diciendo: "Dios actúa con poder y hace huir a los orgullosos, Quita a los poderosos de sus tronos y da poder a los pobres. Da cosas buenas a los hambrientos, pero despide a los ricos con las manos vacías" (Lucas 1:51-52)

Dios observaba y conocía los corazones de las personas que estuvieron alrededor de ese pesebre. Su status o apariencia física era lo de menos. A Dios no le importaba lo que miles dijeran de ellos; en cambio, conocía el desprecio con el que todos los trataban y la soledad que se albergaba en lo más profundo. 

Dios se comprometió con estos personajes para mostrarles su amor y compasión, por eso las dejó experimentar los sucesos más increíbles y santos que alguien haya podido presenciar.

Tiempo después, lo mismo sucedió con los discípulos: pescadores humildes, prostitutas, enfermos de lepra; personas a las que nadie daría una oportunidad, pero Jesús les dio esa oportunidad y confió en ellos. Jesús mismo lo dijo: "Yo no vine para juzgar a los que oyen mis enseñanzas y no las obedecen. No vine para condenar a la gente de este mundo, sino para salvarla" (Juan 12:47)

Jesús nos enseñó todo lo que es el corazón de Dios Padre. Un corazón que ama, que rescata, que recorrería todos los lugares de la Tierra hasta encontrarnos.  Dios ve más allá de lo superficial. Él quiere comprometerse contigo. Está dispuesto a ponerse de rodillas, traer para ti ángeles cantando sobre los valles y hacerte ver milagros solo para que tú digas "Sí". Igual que hizo con María, con los pastores, con los discípulos.

¿Aceptarías?

Ese es el significado de la Navidad: Dios quiere acercarse a ti para que conozcas su corazón.