07 diciembre, 2018

RESPIRA CONMIGO.



 "Todos nuestros talentos aumentan con el uso, y todas las facultades, tanto buenas como malas se fortalecen con el ejercicio; por tanto, si decides utilizar las malas, aquellas que conducen al mal, hasta convertirlas en tus dueñas, y abandonas las buenas hasta que desaparecen, solo tú eres responsable de ello".
-Anne Brontë.

Tengo una extraña sensación atorada en el pecho. No suele pasarme porque mis días casi siempre transcurren en un debate entre el estrés y la tranquilidad. 
Hoy terminé semestre y tengo un montón de sentimientos encontrados: todo mi día estuvo lleno de sorpresas que me colmaron de alegría. 
Supongo que hoy gozo de tranquilidad, pero de una que no había sentido en mucho tiempo. 
¿Cómo puede cualquiera no quedarse estupefacto ante tantos sentimientos hermosos en un día? Todos estamos acostumbrados a vivir una vida que siempre va a mil por hora. Correr. Llegar rápido. Que no se nos haga tarde, entregar exámenes, proyectos en el día y la hora elegida.

Tal vez no había podido tomarme el tiempo para respirar. 

Escribir es mi oxígeno y hablar acerca de la vida es mi respirar. Debía sentarme en mi silla en este momento, dejar todo obstáculo a un lado y empezar a vivir de nuevo. (Por obstáculo me refiero al celular, las series o el pensamiento de que no tengo dinero para comprar todos los regalos de Navidad que quiero comprar).

Así es como yo vuelvo a vivir.

Escribiendo. Creando.
Llorando cuando escribo, llorando agradecida por la vida que se me permite vivir.
Llorando agradecida porque Dios me dio una voz (de la cual estoy aprendiendo) y que es un regalo para compartir con todo aquel que quiera aprender a leer.

Respiro.

A veces me pregunto qué es lo que yo he hecho para que Dios se acuerde tanto de mí y me envíe amor y bendición en su máxima expresión aún cuando yo ni siquiera lo noto con los ojos físicos.
Lo único que sé es que me ama con tanto amor que nunca se ha apartado de mí y me ha cuidado como a la flor más delicada.

Respiro con Él, respiro junto a Él.

Yo solo sé que sin Él no sería nada de mí o de lo que hago o de lo que quiero llegar a ser. 
Que estoy agradecida y que hoy más que nunca puedo decir que "fue mi día".

Darse cuenta.

Hoy me di cuenta que extrañaré dramaturgia porque no es lo que me dedicaré a hacer, pero estoy agradecida por cuánto me enseñó en sí misma sin un profesor que me guiara. Yo creo que al menos este semestre en dramaturgia, el mejor profesor que pude tener fue Dios; me empeñé en pedirle que mi mente aprendiera a hacer soliloquios y monólogos y a entender la escritura de aquellos quienes las habían hecho profesionalmente.Y lo logré.

Un plan.

Sí, un plan. Cómo es que Dios tiene un plan aún con las personas con quienes estás y a veces no te das cuenta hasta que llegas a un final. No importa cómo sean o lo que hayas pensado de ellas antes. Tal vez te hace conocer y entender el plan para que comiences de nuevo sabiéndolo desde el principio.

Grandes posibilidades.

"Gracias por todo. Mucha suerte en tu escritura y nos vemos en la profesión", uno de mis profesores me escribió esta nota.
Él no sabe que lo que escribo en mi blog podrían ser soliloquios o monólogos o cuentos o novelas o poemas. 
Que tal vez toda mi vida me he pasado escribiendo lo que no sabía qué era, pero que ahora tengo una idea.
Que yo creía que la narrativa era imponente (y lo seguirá siendo), pero la poesía y la dramaturgia ahora también son mis amigas.
Que hay un mundo de largas y cortas distancias, un mundo que es un juego de rayuela, que se puede enlazar o no, que puede encontrarse pero nunca tocarse. Y todas esas opciones están bien.

Que no necesitas amar más la narrativa para darte cuenta que eres buena también en poesía o leer todo el tiempo obras de teatro y darte cuenta que prefieres hacer cuentos.
Sino que puedes leer de todo y ser buena en todo. Puedes leer solo una y ser buena en otra. Puedes disfrutar leer todas y ser buena no escribiendo ninguna.
Y creo que está bien. Ninguna es incorrecta. Lo que importa es cómo eso te marcará y se convertirá no solo en un sentimiento, sino en una lección de vida.

Lección de vida.

Estoy respirando. Sigo escribiendo y no me he ido, aunque me ausente. 
Aunque ya no escriba en un blog cada semana porque mi tiempo o mis responsabilidades ya no son las mismas que cuando tenía 16 o 17.
Aunque ya no escriba novelas en word desde las 12 de la madrugada hasta las 5 de la mañana como cuando tenía 15 años.
Aunque ya no esté de concurso en concurso. Estoy en un concurso por aprender.
Y he logrado aprender todo lo que me he puesto por objetivo, solo para mejorar primeramente como persona, y luego mejorar como escritora en este espacio singularmente personal, donde puedo ser tan invisible o tan admirada.
Ambas me sientan bien y ambas me hacen feliz, porque de todos modos, cada vez que escribo aquí, me detengo a platicar conmigo misma.
Me detengo a respirar.

Me la he pasado toda mi vida escribiendo y en la universidad escribo en cantidad. Cada vez que escribo, vuelvo a vivir.

Dios me dio la escritura como el lugar más seguro donde refugiarme y respirar. 
Estoy agradecida de que en este semestre me lo haya demostrado una vez más.
Y al escribirlo todo aquí, ese cúmulo de emociones ya no se queda atorado en mí, sino en esta página en blanco que ahora se ha llenado de tinta.
Como dijo Charlotte Brontë alguna vez: "I'm just going to write because i can't help it".











No hay comentarios:

Publicar un comentario