Cuidado con todas esas palabras que te dices a ti mismo.
Cuidado con el valor que te das tú mismo.
Cuidado con que tú dejes que alguien más apague tu brillo con sus palabras
sus acciones
o sus promesas incumplidas.
Cuidado con lo que hablas a los demás de ti mismo.
A veces no se trata de quiénes hablan a nuestras espaldas,
sino de nuestra misma boca, ahí frente a ellos,
dándoles el lugar para que hablen.
Cuidado con el tiempo que te hacen esperar otras personas.
Cuidado con que sea excesivo.
¿Qué harían ellos si los hicieras esperar demasiado?
Cuidado con dejarte llevar por la amargura
el rencor
o la venganza.
A veces se siente tan bien dejarte fluir y soltarlo todo,
¿pero sabes qué se siente todavía mejor?
Amar.
Cuidado con mirarte al espejo y pensar
todo eso que eres.
Yo te diré lo que no eres:
no eres un desperdicio,
ni un perdedor,
ni eres una coincidencia
ni una cosa subestimada.
Eres amado(a).
Ten mucho cuidado,
por favor,
porque tendrás que ser más fuerte que tú mismo.
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