29 marzo, 2016

La búsqueda de la mejor combinación de pensamientos



¡Aloha a todos! ¡Bienvenidos de nuevo! :)

Nunca me ha dado miedo hablar de mi fe en Jesús. Esto es nato en mí, es algo que yo escogí: creer en Dios, en Jesús como mi Salvador. No me avergüenzo de hablar de mi fe porque es una parte importante en mí, mis convicciones y valores están apoyadas en mi fe... y obviamente yo creo que mis historias como novelas y libros en particular, adquieren un sentido diferente mediante la explicación de algo que no solo te haga pasar un buen rato de sonrisas, diversión, lágrimas o que sientas mariposas en el estómago, sino que te marque para siempre, que impacte cada fibra de tu ser, que te enseñe y te ayude. Eso es lo que yo escribo. 
Siempre he pensado que la Biblia es mi guía de vida, mi libro de superación personal nato, el devocional de esperanza donde encuentro promesas infinitas e imperecederas de alegría y paz
Algunas veces yo también pierdo la cabeza (como probablemente la mayoría de quienes están aquí), me pongo a pensar un sinfín de cosas y a veces surgen dudas, preocupación y desesperanza. Mi fe comienza a bajar un poco el volumen.
No hallo ningún mejor refugio para levantar en alto mi fe más que en Jesús... y suele pasar que aquel libro "Comer Rezar Amar" que leí hace un poco más de un año me ayudó y me está ayudando tanto en este proceso de encontrarme a mí misma cada día que por debajo de la Biblia, también lo considero una guía de superación personal muy especial.
Justamente ayer estaba yo comenzando a experimentar ese tipo de "crisis" por una situación con un amigo, y la crisis evolucionó de pensar en esa situación hasta pensar en cosas que el corazón desea pero no han sido concedidas. Muchas veces trato de olvidarme de esos pensamientos (lo estaba logrando muy bien), y si no se olvidan fácil y rápido, trato de sacarlos a la fuerza. Me hago la idea.
Entonces estaba frente al espejo, frente a mí, y una frase se me pasó por la mente, como si Alguien me la hubiera recordado:
"Tienes que aprender a seleccionar tus pensamientos de igual manera en que eliges la ropa que te vas a poner todos los días".
Cuando escuché la frase en mi cabeza, supe sin pensar dos veces que era del libro Comer Rezar Amar y me lancé a buscarlo.
Quería encontrar esa parte y leer el contexto, pero entre dar vueltas a las páginas y saltar párrafos con la mirada, me encontré algo que se relacionaba y quizá eso era el contexto indicado que tenía que encontrar.

"-¿Alguna vez has intentado quitar un juguete a un niño pequeño? No les gusta nada, ¿verdad? Enseguida se ponen a gritar y patalear. La mejor manera de quitarle un juguete a un niño es distraerlo, darle otra cosa con la que jugar. Distraerlo. En lugar de intentar sacar pensamientos de tu mente por las malas, dale un juguete mejor para tenerla distraída. Algo más sano.
 -¿Como qué?
-Como amor, Viandas. Amor puro y divino."
 Ahí fue cuando decidí que tenía que levantarme a las seis de la mañana, subirme a mi azotea, mirar la salida del sol... y... meditar.
Sé que en la religión hindú meditar es ese acto de despejar la mente de todo pensamiento bueno o malo y quedarse en completa calma y silencio.
Soy cristiana protestante así que para nosotros no existe la palabra "meditación" ni hacemos ningún acto conocido así, pero para mí especialmente sí existe la meditación a mi manera y basándose en mi relación con Dios.
Los hindúes creen que la oración es el acto de conversar con Dios y pedirle algo en particular, y que la meditación es el acto de tratar de escuchar a Dios.
Pero mi propia meditación tiene que ver con mucho más.
Cuando yo digo "meditar" me refiero a que:
a) Voy a orar (el orar es conversar con Dios, ser agradecidos, exaltarlo y podemos pedir algo... pero la oración no se trata de solo estar pidiendo).
b) Voy a alabarlo. Sí, con canciones de alabanza o con mis propias palabras.
c) Voy a tratar de escuchar a Dios y buscar respuestas, tanto en mi mente, como también en la Biblia.


d) Voy a descansar y relajarme en todas las anteriores. Encontraré paz y realización al final.
Esa es mi rutina y lo que es mi propia meditación.
Así que hoy no duermo casi nada porque hace mucho calor y pongo mi alarma a las 6:10 a.m. Me vengo despertando como diez minutos después, me cambió la pijama como loca porque veo que ya se comienza a ver la luz, y como voy a estar a la intemperie prefiero ponerme manga larga y mi abrigo (a pesar de que en el día hace un calor horrible).
Me llevo mi Biblia y mi celular. Uno de mis sueños en vacaciones era despertar a esa hora y admirar el amanecer desde mi propia casa. Me sorprendí mucho cuando llegué a la azotea y vi la claridad del ambiente y el cielo raso y deslumbrante. Ni el atardecer más bonito se ve así. La Ciudad de México está rodeada por montañas así que en ese momento con la mejor definición que pudiera encontrar en colores rosa pastel estaba viendo todas las montañas alrededor y ¡no me lo podía creer! ¡Estaba viendo el Popocatépetl! ¡Y estaba echando fumarolas! Parecen pequeñas nubes, pero eran fumarolas.
Me puse muy feliz, me senté en el suelo con piernas cruzadas y comencé a hacer mi meditación. 
Minutos después abrí los ojos y ahí estaba el pequeño circulito tan brillante que deslumbraba. El sol. Nunca en la vida había visto salir al sol literalmente, y nunca pensé que fuera tan rápido al ponerse sobre el cielo. Cada día me maravillo más con la naturaleza y esta creación tan alucinante y hermosa. Creo que abrí los ojos en el momento exacto.
Me dejé llevar y sentí cómo mis huesos se encendían ahora que los dulces rayos de este diferente sol del amanecer lo llenaba todo. Me acordé de la canción de Hillsong live "A Million Suns" y comencé a cantarla.

Si tú estás lidiando con pensamientos de ansiedad, o pensamientos de miedo, de dolor, de preocupación trata de pensar que tu mente es un canal, como el Gran Canal de Venecia. De ese tamaño es el canal de tu mente, tú tienes la decisión de ver cuál es el problema, de dónde ha salido, qué se relaciona con él, a dónde vas a llegar con eso y qué pensamientos dejarás entrar: sanos o dañados. Es tu canal y tú sabes qué barcos entrarán, qué gente se parará en tus tierras
Pero ya sabes, si quieres, siempre puedes encontrar la ayuda de Alguien que a pesar de todo siempre te amará y extenderá sus brazos para abrazarte.
Ese solo es Jesús, y creo que en Él se encuentra una fuerza y una paz que no pueden ser quitadas ni se desvanecen

Te lo dice una humana igual que tú, pero que lo ha experimentado con cada parte de su ser :). 




 









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