[NAVIDAD SIGNIFICA...] Las promesas de paz que Dios tiene para ti se cumplirán

"Gloria a Dios en las alturas y PAZ en la tierra entre los hombres con quienes Dios se complace".

Lucas 2:14, LBLA. 

¿Te das cuenta la manera en que esta historia comienza? Qué forma tan poderosa de introducirnos a la mejor historia de nuestras vidas; primero, con una alabanza y al último, con una bendición. ¡Al fin! ¡Llegó el momento! El regalo más grande de todos ya llegó y es solo para ti. ¡Hoy es el día! "¡Es hoy, es hooooy!", gritaría George en Stuart Little. 

Los ángeles confirmaron lo que todos los judíos estaban esperando desde siglos anteriores: la venida de un Salvador, de un Rey amoroso. Con la llegada de este salvador, las promesas que estaban escritas en papel y hoja se harían realidad. Promesas de paz para las personas. No se imaginaban lo que sucedería.

Si te diera un regalo envuelto en un papel muy viejo y arrugado, un regalo con una envoltura gris que no es lo que tú esperabas, ¿lo recibirías? No tiene colores, ni brilla ni hay moños en la envoltura. Ni siquiera tiene ninguna frase navideña. Es una simple envoltura arrugada, gris y muy humilde, ¿aceptarías mi regalo?

La forma en cómo Jesús llegó al mundo se parece mucho a la forma de la envoltura del regalo. El rey que esperaban los judíos no nació en un palacio, no hubo fiestas lujosas para celebrar su nacimiento, nadie gritó en las calles alabando al nuevo rey, ni siquiera tenía una cuna de oro para dormir. Todo lo contrario, nació como una persona sin privilegios, desde el principio mostrando su humildad y sencillez, con padres que no tenían ningún título de nobleza, al lado de los animales, en un establo, recostado sobre un pesebre (que era el lugar donde los animales comían).

Todos los profetas (como Isaías, Oseas, Malaquías) habían anunciado que Jesús llegaría al mundo más de 400 años antes, pero nadie se imaginaba cómo. No hubo fiestas, ruido ni gritos por las calles; Jesús nació en completo silencio, en completa PAZ. La promesa de Dios se había cumplido. 

Después de millones de años podemos observar en nuestras propias vidas las promesas de  paz cumplidas a través de Jesucristo. Si no las recuerdas, ahí van:

• Jesucristo es Dios encarnado y eso quiere decir que Dios necesitaba tener una forma humana para relacionarse con nosotros. Quería acercarse a nosotros, conocernos en nuestra vida cotidiana, en nuestra vida de sufrimiento, en nuestra vida de estudiantes, en nuestra jornada de 8 horas, de zoomestres y de estar frente a la computadora todo el día. Jesús quería presentarse y por eso se acercó a ti, siendo un hombre de carne y hueso.
• Nos dio un nuevo nombre, un propósito eterno. Ahora somos nuevas criaturas y la oscuridad del pasado se acabó, estamos en la luz y podemos ser luz para otros.
• Nos dio paz que nadie en este mundo puede darnos, ni nada. Es una paz que viene de dentro y que nos transforma y renueva hacia fuera.
• Nos dio libertad de todo lo que pueda esclavizarnos, vendarnos los ojos o meternos en cárceles (sea pecado, formas de pensamiento, ideologías, odio, rencor, etc.).

En estos tiempos tan difíciles de pandemia muchos de nosotros hemos tenido problemas: físicos, económicos, con nuestras familias, en lo espiritual, en lo psicológico o emocional. Tal vez estás pasando por un tiempo difícil, de sequía, de tristeza, de ansiedad o preocupación, pero debo recordarte que Él es un Dios que llega en el momento adecuado y que es fiel a ti. Dios es un caballero y un amigo leal que no te defraudará. Igual que cumplió su promesa de traer a un Rey para salvar a la humanidad y lo hizo, así te acompañará cuando pases por las aguas y por el fuego. 

Para que se cumplieran las promesas de paz, los judíos tuvieron que esperar y pasar por muchas dificultades: ser vendidos como esclavos, su país fue invadido unas cuantas veces, su templo destruido, sufrieron injusticias y dolores extraordinarios, Herodes mató a los niños. Me gustaría contar una historia diferente, pero la Biblia nos muestra que José y María fueron despreciados también; la reputación de María estaba manchada, la creían adúltera y mentirosa. José era un simple carpintero que amaba a la mujer que "se volvió loca" y dijo que el Espíritu Santo vino sobre ella. El rechazo es probablemente una de las heridas emocionales más desgarradoras. 

María y José afrontaron el escarnio del pueblo entero en silencio, sabiendo que las promesas de Dios se cumplen, pero eso no significa que vaya a ser fácil. Muchas veces, no significa que vaya a ser un camino privilegiado. Dios usa el sufrimiento, la soledad, el rechazo para moldear nuestros corazones, para desarrollar un carácter como el de Jesús, para encontrar la paz de Dios dentro de nosotros como un incentivo para seguir adelante.

Lo que estés sintiendo tiene propósito para renovarte si lo entregas a Dios. No te olvides que el poder que resucitó a Jesús de la muerte y el poder que lo formó en el vientre de María hace miles de años, vive en ti (Romanos 8:11). La paz de Dios cuidará tu corazón y tu mente (Filipenses 4:7). Igual que María y José, estás en un camino lleno de esperanza y plenitud, pase lo que pase. 

Esa es su promesa para ti y ese es el significado de la navidad: PAZ.