21 junio, 2016

¿Y si somos felices, qué importa?



Sé que el título parece de esa típica novela de romance en donde todos se oponen a la pareja de enamorados, pero juro que no se trata de eso x). 
Hoy hace un día nublado con un poco de aire, me gustan mucho estos días, pero preferiría que hiciera más frío. A algunos les parecerán tristes estos días, pero a mí me encantan. Y más porque POR FIN SOY LIBRE DE ESCUELA! He salido al fin :3 y tendré este precioso tiempo para disfrutar. Estos días me inspiran a escribir. 

Me gustan mucho las películas de época, y los clásicos, siempre estoy con eso, y creo que tengo ya un poco alucinada a mi mamá xD. Lo bueno es que, para orgullo mío, fuimos a la librería y por sí misma quiso comprar Downton Abbey x). Downtown Abbey es...
ESTO.

Queríamos ver Downton Abbey desde hace mucho, pero soy pobre y no tengo cable (y creo que la serie completa ya terminó desde hace mucho), así que mamá se decidió a comprar la primera temporada en DVD. La estuvimos viendo este domingo y de verdad que me está gustando mucho :3. Bueno, en pocas palabras, la serie trata de una gran fortuna, una gran casa, sirvientes en esa casa, romance, intereses, etc, y obviamente es de época, se sitúa un poco antes de la Primera Guerra Mundial.
Así que en alguno de los primeros capítulos se cuenta que una de las sirvientas se da cuenta que no quiere seguir siendo sirvienta y quiere ser secretaria, así que presenta su renuncia y algunos comienzan a hacer comentarios sobre "lo tonta que es, que nunca volverá a encontrar un trabajo como el de ser sirvienta en Downton Abbey, uff, que no tiene cualidades para trabajr de eso, etc". Esto desanima a la chica y piensa que en realidad no sirve para ser secretaria, ni tiene vocación para nada, solo es una simple sirvienta. Pero un hombre le dice que "todo lo que quiera hacer, lo puede hacer". Esto anima a la chica, y al final sí sale de Downton y se vuelve secretaria.

Me puse a pensar en la vida de Jane Austen, en las mujeres de aquella época, en que no tenían voz ni voto y estaban completamente reprimidas, todo era culpa de la mujer, las normas eran horribles. Recuerdo que le dije a mi mamá: "Esas épocas sí eran difíciles. Aunque de otra manera a la actualidad". 







Y entonces me puse a pensar en mí misma, y como sucede casi siempre, me puse a fantasear. Una mujer como escritora en aquellos tiempos era la locura. Las mujeres no debían saber más que los hombres, y si eras escritora, significaba que leías aún más que un hombre, que tenías suficiente imaginación y eras, por decirlo así, libre. La mujer lectora, la mujer escritora era una mujer poderosa, y peligrosa... al menos para los hombres machistas. Estaban a punto de llamarlas "brujas" y de seguro, quemarlas en la hoguera. 
Es por eso que las escritoras de aquellos tiempos no escribían su nombre debajo del título de su libro, en vez de eso tenían seudónimos. El de Austen fue "A Lady", el de Louisa May Alcott fue "A.M Barnard" y probablemente muchas otras escritoras de época también tenían seudónimos. 
Si yo hubiera estado en esa época, de seguro hubiera tenido miedo si alguien reconocía que escribía, de seguro me catalogarían como una peligrosa bruja, como "esa escritora novelesca". Pero nunca en mi vida me hubiera avergonzado de eso, así como de que creo en Dios, de mis valores, cómo he sido educada, quién soy, etc. Nunca me hubiera avergonzado de lo que amo.

Todos tenemos maneras diferentes para ser felices. Todos tenemos sueños y esperanzas, todos hacemos algo que amamos hacer. 
La sirvienta en Downtown Abbey nunca se avergonzó de querer ser secretaria, eso es lo que en verdad quería hacer. Nunca lo escondió. Jane Austen siempre escribió historias aunque todos en su época no lo aceptaran, y nunca negó lo que hacía y amaba: escribir. 

Si tú quieres hacer algo, si quieres ser doctor, pintor, escultor, astronauta, director de cine, artista, cantante, bailarín de ballet, lo que sea, nunca te avergüences de ello. Nunca te avergüences de lo que amas, de lo que haces, porque no sabes si un día, con eso que amas, puedas salvar una vida, puedas ayudar a alguien, puedes animar o alentar a alguien.
Si tú eres realmente feliz con lo que haces, si te apasiona hacerlo, si eso te hace sentir en casa, no lo calles. No te avergüences de quien eres, si eres suficientemente bueno en algo como para ser diferente al resto, nunca cambies. Date el valor necesario, porque eso es lo que importa. 
Si eres feliz con lo que amas y sabes que tienes talento para hacerlo, y aun si no lo tuvieras, pero deseas hacerlo... ¿qué puede importar la opinión de alguien que quizá no te conoce?




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