15 enero, 2016

Cuando la ficción se vuelve realidad


"Algunos sectores de la iglesia no creen en la ficción. Piensan que es pérdida de tiempo, por lo que no compran novelas cristianas. Me parece que la ficción [cristiana] inspira. A mí me ha hecho reflexionar en temas que antes no había considerado; también me mueve a buscar nuevas formas y épocas históricas. La ficción, por lo tanto, puede cambiar algo en nuestro interior". Keila Ochoa Harris.


 He oído que muchas bocas meramente cristianas despotrican contra la ficción cristiana. Comentarios como: "Pero si solo es una novela, no tiene contenido", "Las novelas cristianas no enseñan nada, solo es un pasatiempo", "No deberíamos leer ficción cristiana, es una tontería; no entiendo por qué escriben eso" realmente me molestan, porque, claramente, yo escribo ficción cristiana. (Sí, yo escribo ficción cristiana).
Mi querida escritora Keila Ochoa Harris entiende perfectamente cómo me siento y no ha fallado cuando dijo que algunos sectores de la iglesia no creen en la ficción cristiana. 
Me parece increíble cómo los escritores cristianos han emergido de las aguas y se han lanzado hasta ser best-sellers y estar en cualquier tienda Sanborns. Me parece fantástico que escritores cristianos -que no escriben ficción cristiana- hayan hecho libros de superación personal, sexualidad, lo espiritual, libros para mujeres y para hombres, comentarios bíblicos, etc. Eso me parece genial porque he leído algunos de esos libros y son estimulantes, me han ayudado de formas que no comprendía. Está bien, de verdad son buenísimos. Pero lo mío es la ficción cristiana. El ejemplo donde no hay falla está en la editorial JUCUM (sí, es mi ejemplo preferido): convirtieron biografías de misioneros cristianos que a quién rayos le pueden importar y que podrían ser aburridísimas en novelas cortas que son realmente una aventura, como si estuvieras ahí mismo y que te enseñan mares de cosas importantes
¡Eso es! Bien, no se le considera "ficción" porque en un año determinado y en un país determinado eso realmente sucedió, pero convirtieron algo que podía parecer "aburrido" en algo que nos intrigara y nos encantara desde el primer párrafo. La ficción cristiana no siempre tiene que ser ficción, me refiero, la propia Keila Ochoa Harris tiene un libro llamado "Palomas" que cuenta la historia de Jonás  en formato novela y desde  ángulos sorprendentes que nos hacen abrir el panorama, ¡Y sí! ¡eso es ficción cristiana! No olvidemos a Tommy Tenney con "Una Noche con el Rey". ¡Cielos! Solo él pudo convertir la pequeñísima historia de la reina Ester, a quien pocos conocen, en algo majestuoso como una novela. Y claro, es ficción cristiana, pero no lo es; Tenney se pasó la vida investigando sobre la reina Ester y así es como nos abre la vista en esa novela.
He leído a muchos escritores de ficción cristiana y CLARO QUE LA FICCIÓN CRISTIANA TIENE CONTENIDO. Son circunstancias y procesos que podríamos estar pasando nosotros mismos. Se relacionan con la vida en el hoy, la vida en el ayer y lo que bien pudo haber pasado. Podemos sentirnos identificados con los personajes, con los sucesos, con las causas o los problemas. Karen Kingsbury tiene historias buenísimas que han ayudado a miles y miles de personas. ¿De dónde sale que una pareja de novios cristianos se amen y asistan a la iglesia y etc, y entonces la chica salga embarazada y cambien sus vidas repentinamente y estén arrepentidos y sus vidas tomen un rumbo lleno de enseñanzas? ¡Pues claro, eso es lo que está sucediendo en el ahora! Probablemente a más de una chica le ayudó ese libro. Frank E. Peretti tiene dos magníficas novelas que tratan del mundo espiritual, ángeles, demonios. Wow. Algo cambia en el interior al enterarte de cosas que quizá no sabías. Ted Dekker tiene un bunche de libros de suspenso que te muestra qué tanto puedes sentir la vida de una persona en la piel y cómo Jesús viene a ponérsela en la suya. Francine Rivers escribió una de mis novelas favoritas: Amor Redentor. Es la historia de Oseas, otro profeta que quizá no muchos conocen. Rivers vuelve palpable esa historia. Hay vida y pasión en las palabras. Los hechos son en el aquí y ahora. Es una de las mejores novelas de ficción cristiana. ¿Qué decir de Janette Okke con la serie Love Comes Softly, historias de la vida del viejo oeste en Estados Unidos con enseñanzas prácticas de la fe? ¿O de Beverly Lewis con The Shunning, una historia de una chica amish (sí, los amish todavía existen) que quiere salir de su realidad? ¡Pero qué cosa! Si la ficción cristiana no nutre y enseña y divierte y enamora e inspira y cambia algo en nuestro interior, algo les falta a las novelas seculares.
Vale, mi opinión quizá no tenga mucha relevancia porque no he publicado un libro como tal. Pero sí he escrito novelas y cuentos que son ficción cristiana. Yo escribo ficción cristiana y me indigna que haya malos comentarios porque, además de escribir, yo leo ficción cristiana y he leído al menos tres libros de los autores  que mencioné allá arriba. Cada diferente historia con la fe que yo sigo me ha enseñado y me ha dejado ver el mundo con diferentes lentes. 
Sí, yo lo sé, Keila. Claro que la ficción cristiana puede cambiar algo...o muchas cosas en nuestro interior.

"Para mí, escribir es primordialmente un ministerio. Tú no solo estás contando una historia y te estás yendo. Tú estás contando la historia y dialogando acerca de cómo esa historia tocó a las personas". Karen Kingsbury.
























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