18 julio, 2020

Nos llamó escogidas y escogidos: Como joven, seguir a Jesús es ir contracultura.



 Historia base: 2 Reyes capítulos 21, 22, 23.

Cuando entré a la preparatoria, muchas preguntas comenzaron a surgir en mí acerca de mi fe. Sobre todo, acerca de la identidad que tenía en Jesús.
Muchas veces, en mis momentos más humanos, me sentía como un "bicho raro". Yo solo quería servir a Dios en la iglesia y aprender muchas cosas más acerca de Su corazón... pero cuando miraba alrededor, me encontraba con mis amigos y las situaciones adolescentes en la escuela que me decían que hiciera, hablara y pensara como todo el mundo. Bailar, ir a fiestas, tomar y decir malas palabras sigue siendo "cool" para todo el mundo, pero para mí, aún en ese tiempo, era algo que no iba con quien yo era. No iba con mi identidad.
A pesar de esto, yo pensaba, "me siento como un bicho raro porque todos los jóvenes quieren hacer todo lo que es contrario a lo que Dios dice... ¿por qué yo no puedo hacerlo también?". Incluso recibía noticias de jóvenes que estaban alejados de Dios o veía sus fotografías en las redes sociales y pensaba en cómo podía ser tan fácil para los demás hacer eso y para mí no.
Sufrí mucho tiempo pensando de esa forma. "¿Por qué no puedo ser más como ellos? ¿Por qué me siento como que soy la única que quiere servir a Dios con todo su corazón?" "Sería más fácil hacer todo lo que ellos hacen, porque seguirte a ti es más difícil, Señor".
Eran pensamientos inmaduros, pero ahora que estoy sentada escribiendo puedo darme cuenta cómo Dios estaba moldeando mi identidad para que el acto de amarlo con todo mi corazón ya no fuera cuestión de agradar a los demás o no, sino agradarlo a Él. No importa si era la única en el mundo que decidiera decir: "Yo elijo seguirte, con todo lo que soy"
Eso no significa que no cometa errores o tenga problemas, pero es justamente por eso que deseo seguirlo. Porque aún soy humana, y lo era en ese entonces (una adolescente con muchos cambios).
Sabía que seguir a Jesús y poner en práctica todo lo que había aprendido de la Biblia era decir "no" a muchas pensamientos, acciones, filosofías y posturas allá afuera. Seguir a la corriente, seguir a la carne y al pecado es bastante sencillo, pero seguir a Jesús es ir contracultura, y eso es difícil... pero no imposible.
Todavía soy muuuuy joven, lo cual significa que en mi camino todavía tengo luchas, tentaciones y aflicciones, y las seguiré teniendo, pero Dios ha puesto convicción en mi corazón y ha reafirmado mi identidad en Cristo para seguirlo. No importa cuántos errores pueda seguir cometiendo. Ahora ya no me siento como un "bicho raro"; ahora entiendo que no soy la única que se sentía de esa forma. Conozco mi identidad en Jesús e intento no solo hablar o leer la Biblia, sino vivirla. Que la Biblia y las palabras de Jesús se apropien de mi identidad.

Este día hablaremos acerca de la historia del Rey Josías (2 Reyes capítulo 22), un hombre que se convirtió en rey a muy temprana edad y que cuando llegó a ser joven se sintió exactamente como tú y como yo. 

El mundo de Josías era un mundo muy parecido al de nosotros.  Él era un príncipe del linaje de David, su padre era Amón y su abuelo era Manasés. Manasés fue conocido por asesinar cruelmente a muchas personas inocentes, alejarse de Dios para adorar a otros dioses, practicar la brujería y colocar en el Templo de Dios imágenes de otros dioses. La Biblia en 2 Reyes capítulo 21 describe sus pecados como "vergonzosos, peores que los de los amorreos". Amón tampoco tenía antecedentes amables, ya que desobedeció a Dios y se alejó de Él completamente, adorando a dioses falsos. La diferencia entre Manasés y Amón, fue que, cuando Manasés era viejo, y después que Dios permitió que los asirios tomaran Jerusalén y le dieran una lección a Manasés llevándolo cautivo a Babilonia, mientras estaba sufriendo, se arrepintió. Se humilló ante Dios y entonces Dios lo perdonó.

Cuando Josías llegó al trono tenía ocho años.  Un niño no podía hacer grandes cambios cuando la cultura y las costumbres en Jerusalén estaban infestadas de ritos ocultistas y adoración a dioses falsos (tales como Baal o Astarté) como consecuencia del ejemplo que su padre Amón había dejado. Josías pudo haber seguido a estos dioses y romper toda su relación con Dios, era muy sencillo ir con la corriente, pero tenemos un giro inesperado en la historia de este joven: Josías decidió seguir el ejemplo de David y honrar a Dios, no importaba lo que los demás pensaran o hicieran. Josías sabía que seguir a Dios significaba ir contracultura. Es seguro que su abuelo Manasés había plantado la semilla en el corazón de Josías para tener su identidad segura en Dios, y después fue guiado por los profetas Sofonías y Jeremías.

Cuando Josías se convirtió en adulto, uno de los sacerdotes encontró un pergamino que contenía la Ley de Moisés. Josías creó un plan para destruir absolutamente todos los altares, templos y comercios que ofrecieran culto a dioses paganos. Destruiría cada escultura o imagen que encontrara dentro del Templo de Dios, en Jerusalén, en las ciudades de Judá e incluso hasta Samaria. También expulsó a brujos, adivinos y sacerdotes que adoraban a estos dioses. 

¿Cómo crees que reaccionaron las personas de su época? Imagina cuántos miles adoraban a estos dioses falsos. Tenían tradiciones, costumbres, rituales que seguían cada día y que sería difícil cambiar. Eran supersticiosos. ¿No te recuerdan a las personas de nuestra época? Ni siquiera se daban cuenta que sus dioses eran imágenes de barro, madera u oro, que no tenían ningún poder ni amor para ofrecerles. 
¿Qué crees que esta sociedad hablaría de Josías? Todo el pueblo tuvo que someterse a la orden de Josías, pero piensa en aquellos que lo despreciaban y estaban en contra de sus políticas y reformas. Es seguro que esta información llegaba a los oídos de Josías y lo desanimaba. Es seguro que Josías, igual que cualquier otro hombre, tenía miles de dudas y se preguntaba: "¿Por qué siento que yo soy el único que quiere honrarte a ti, Señor? ¡Me siento un bicho raro!".

Aunque Josías pudo seguir fácilmente la estirpe pecaminosa de su familia y las personas alrededor, decidió hacer lo más difícil: seguir a Dios. Tenía que ir contra la cultura y tradición de su propio pueblo. 

Su invitación y tu decisión

Como jóvenes, seguir a Jesús es una cuestión de convicción y raíces bien firmes. En un mundo que nos bombardea, incita y estimula a ir con la corriente y olvidar que existe Dios, es fácil perder el control de nuestra vida y nuestra identidad si no comenzamos a hacer realidad las palabras de la Biblia en nuestras vidas. Es fácil pensar: "¿Será esta la verdad?" "¿Será este el Dios verdadero?"

Seguramente Josías muchas veces se hizo exactamente estas preguntas, hasta que se dio la oportunidad no solo de conocer a Dios, sino de permitirle transformar su mente, su manera de actuar y hacerlo madurar para tener convicciones firmes. Conoció que Él era Dios. 

Lo mismo sucedió con los discípulos, miles de años después. Se hacían las mismas preguntas, pero Jesús solo les hizo una invitación: "Sígueme". Los doce discípulos lo dejaron todo atrás por Jesús, decidieron caminar con Él incluso después de su muerte y resurrección. Decidieron ir contra su cultura. Mateo dejó de ser el cobrador de impuestos que juzgaba a cada judío. Pedro dejó de ser un malhablado e iracundo pescador, igual que Juan. María Magdalena dejó atrás su pasado y sus pecados. 

Hubo otros como Nicodemo o el joven rico que estuvieron cerca de seguir a Jesús y ser transformados por Él, pero su decisiones marcaron su futuro. En la historia de Josías, mucha gente nunca más quiso saber nada de Dios y escogieron seguir adorando a sus ídolos.

Nadie más decidirá por ti, ni siquiera Dios. Si quieres ser transformado, tienes que decidirlo. Si quieres conocer más de la Biblia o tener un hábito para leerla, siendo guiado por el Espíritu, es tu decisión. Si quieres comenzar a orar más o tener devocionales, tienes que comenzar a buscar herramientas de aprendizaje. Si quieres decir "" a la cultura y "no" a Dios, es tu decisión. 

Nadie tomó la decisión por Josías, nadie tomó la decisión por los discípulos. Ellos lo decidieron y lo hicieron. No solo decidieron seguirlo por unas horas, sino por una vida entera, y para lograrlo, tuvieron que rendirse. Tienes que sacrificar lo que te está estorbando. Igual que los discípulos sacrificaron su identidad como personas de este mundo para adquirir una nueva.  De la misma forma, Josías sacrificó todos los ídolos. 
Cuando Dios nos da un nuevo nombre

Es fácil identificar a las personas que viven la Biblia y han sido transformadas por Jesús. Se nota en su forma de hablar, de actuar, su relación con sus amigos o familia, incluso en sus redes sociales. Puedes comenzar a ver a Jesús a través de esas personas, no solo por lo que hablan, sino por quienes son. Cuando comienzas a leer la Biblia, esas palabras que el mundo califica como "sin sentido" o "reglas y más reglas estrictas", se convierten en gracia y poder de Dios para tu vida. Ya no es el manual de "lo que vas a hacer o cómo vas a actuar", sino que la Biblia es el manual de lo que eres. Es tu identidad.

¿Recuerdas la forma en que Jesús les cambiaba el nombre a los discípulos? Cambiar sus nombres significaba que les estaba ofreciendo una nueva vida, con identidad y propósito. 
Le cambió el nombre a Simón por Pedro. Simón era su nombre humano que le daba una identidad de ser un humilde, sucio y malhablado pescador. 
Jesús lo llamó Pedro, que le daba una nueva identidad: Pedro sería la roca sobre la cual Jesús fundaría la iglesia. Él fue el primer discípulo que reunió a miles de personas que creían en Jesús como Salvador y ahí recibieron al Espíritu Santo. Jesús le dio un propósito. Los propósitos de Dios siempre traen bendición. 

Josías obedeció y honró a Dios. Dios le prometió que moriría en paz, sin ver el castigo que Dios tenía para aquellos que decidieron alejarse de Él. Dios lo bendijo y la Biblia incluso termina su historia diciendo que ni antes ni después hubo un rey como él, que siguiera fielmente a Dios con todo su corazón.
Cuando decidimos ir a contracultura por Jesús, Él nos dará un nuevo nombre y un propósito lleno de bendición. 

¿Cómo sigo el ejemplo de Josías o de los discípulos para ser un/una joven que honre a Dios con todo el corazón?

Te dejaré algunas preguntas para que reflexiones. 
Todo comienza en el hogar y con tu familia. ¿Sirves en tu hogar para hacer cualquier labor, ayudar a tus padres y obedecerlos? ¿Cuál es tu relación con tu familia, tienen una buena relación? ¿Eres ejemplo para tus hermanas o hermanos? ¿Tienes iniciativas para comenzar devocionales en familia  y estudiar la Biblia juntos? (Lee: 1 Timoteo 4:12, Proverbios 4: 1-2).

➼ Cuida que tus cimientos estén firmes para cuando te enfrentes al mundo. ¿Cómo respondes ante la cultura del mundo? ¿Cuál es tu postura? ¿Es una postura que se centra en la Biblia y lo que dijo Jesús o en filosofías, tendencias o movimientos sociales?  (Lee Colosenses 2:8, Romanos 12:2, Lucas 6:47-49, 1 Pedro 3:15).

➼ Guarda tu corazón y tu testimonio. ¿Qué es lo que publicas en tus redes sociales, que son tu primera fuente de testimonio ante los demás? ¿Qué es lo que retwitteas o lo que escribes? ¿Son tus palabras dardos hacia las personas o medicina para sus corazones? ¿Crees que enviar indirectas ofensivas es la forma en como Dios te hablaría a ti? ¿Esa selfie daría gloria a Dios o mostraría la identidad que Él te dio? Ten mucho cuidado, todo lo que haces o dices tiene influencia en otros. (Lee Proverbios 4:23, Tito 2:6-8, Mateo 12:37)

➼ ¿Estás realmente interesado en servir a tu familia cristiana? ¿Estás realmente interesado en ellos, así como en las personas que tienes alrededor? Dios te moldea y reafirma tu fe e identidad cuando sirves a los demás, te involucras en actividades de la iglesia y comienzas a crear nuevos espacios/ministerios. Amar al prójimo (no importa si es en tu comunidad cristiana o tus compañeros de clase o trabajo) es algo crucial para un seguidor de Jesús. (Lee Juan 13:34-35, Mateo 5:44, 1 Tesalonicenses 4: 9, Romanos 12:9).


Gracias por leer esta nueva serie de reflexión especialmente escrita para jóvenes. ¡Cuéntame si esto ha sido de bendición para ti! ¡Te mando un abrazo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario