19 junio, 2020

AÚN HAY BUENAS NOTICIAS.


He decidido apostar por el amor. El odio es una carga demasiado pesada.
-Martin Luther King.


Estas semanas han sido un refrigerio que Dios me ha regalado (con todo mi corazón deseo que para ti también). Algo en mi interior anhelaba esta tranquilidad que mi vida cotidiana no tenía... pero sobretodo, anhelaba acercarme a Dios más profundamente. La universidad es ese monstruo que te ayuda a superarte, pero también te traga vivo, así que no tenía mucho tiempo libre, menos aun en esta situación pandémica.


Me propuse leer Romanos, ya que Dios me hizo sentir que había emociones, pensamientos y hábitos que necesitaba transformar. Nuestra mente es un radar y una esponja de tanta vida y muerte alrededor de nosotros que es necesario mantenerla equilibrada y sana.

Sabía que Romanos es un libro muy profundo, súper teológico... pero, en fin, ahí estaba yo, me gustan los retos y me siento muy cómoda cuando se trata de cualquier cosa que tenga que ver con Dios.

Al estudiarlo y nadar hasta lo profundo del mar, me encontré con muchas ideas que Pablo plasma de forma espectacular. Una de ellas, y de la que vengo a hablar en esta publicación es que Jesús quería tener una amistad con todo el mundo, sin hacer excepción de ninguna persona por su raza, nombre o tono de piel. Quería tener una familia multiétnica, miltucultural.

Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el hombre al quien el Señor no culpa de pecado.
¿Es, pues, esta bienaventuranza solamente para los de la circunscición o para los de la incircunsición? 
-Romanos 4: 7-9

Desde el principio de los tiempos, Dios ya tenía un magnífico plan bien establecido. Él no solo quería estar en su trono, comiendo snacks y pasándola bien con sus millones de ángeles, junto a Jesucristo y el Espíritu Santo. Estaba pensando en un plan mejor. Él quería compartir y ofrecer una vida llena de felicidad y paz, hacer amigos por todo el mundo. 

La única manera de hacerlo era sacrificando lo más preciado que tenía. A su único hijo, a Jesús. Jesús aceptó el plan con una sonrisa, aunque sabía mejor que nadie el sufrimiento que implicaba. Entonces bajó a nuestro mundo, conteniendo toda su gloria y majestad en un diminuto ser, tan frágil y vulnerable como cualquier otro ser humano de carne y hueso: un bebé, en un pesebre. 
El pesebre también tenía un significado. Era la metáfora de vivir igual que nosotros. Adiós al cielo, adiós al trono, adiós a todas las comodidades y lujos. Adiós al poder como Dios. 
Ahora tendría que aprender a vivir como humano. 
Con sentimientos, con libre albedrío, cultivando una relación con Dios, sufriendo, viajando a otros lugares para estudiar y aprender, observaría el mundo con nuestra limitada capacidad. Tendría que usar su poder limitadamente también y por medio de su relación con Dios.

Ahora que ya tienes más clara la historia de mi amigo Jesús, dale pausa. Aquí hay algo a lo que un escritor llama Plot Twist: en este momento histórico, entras tú a la historia de Jesús. ¿Te lo esperabas? 
Cuando Jesús se sacrifica por ti, por mí y por toda la humanidad, sucede que mientras el pecado, nuestras debilidades y errores en la vida nos están juzgando en el Tribunal y se burlan de nosotras/nosotros, Jesús se pone en medio y dice: Aquí termina esto. Consumado es. Ya sé que son imperfectos, que han cometido errores, pero aún así yo los declaro INOCENTES y los AMO.

Jesús muere en una cruz y carga con las burlas, el dolor, el sufrimiento, la enfermedad y todas las cosas por las que alguna vez nos sentimos culpables, vacíos y rotos.
Resucita al tercer día venciendo todo lo que te mencioné. Vence todo lo que te hace sentir incapaz, todo lo que no te deja ver tu valor, tu belleza y lo amada o amado que eres. 
Es la mejor historia de amor jamás contada,  y además es verídica... lo siento Shakespeare. 
Con su muerte y resurrección, un proceso increíble, logra unirnos como una familia de millones de personas, miltiétnica y multicultural.
Si Jesús no hubiera resucitado, no tendría sentido tener fe ni unirnos entre muchos representando su nombre como familia. 
Jesús sabe que todos nosotros tenemos un propósito maravilloso, una tarea que marcará a este mundo. Él nos mostró una alegoría acerca de esto cuando escogió a los doce discípulos y a las mujeres, cada uno, completamente diferente entre sí, con diferentes ocupaciones, estudios y personalidades. 
Ellos no sabían que su trabajo como seguidores de Jesús marcaría un antes y un después en la historia, pero Dios les reveló su propósito a su tiempo.
Lo único que Jesús hizo fue unir a la familia. Nosotros no lo escogimos a Él, Él nos escogió a nosotros.

La salvación y felicidad que ofrece Jesús es para todos, no importa su raza, género, nombre, lenguaje o color de piel. 
Pero en la época en la que Pablo envía la carta a los Romanos, muchos judíos no comprenden esto
¿Parece sencillo, no es así? Pero para los judíos es difícil querer compartir y perdonar a los Romanos, que fueron sus enemigos despiadados por mucho tiempo. Al igual que con otros pueblos que a menudo los hicieron sufrir de maneras horribles. Incluso era difícil aceptar a personas de diferentes nacionalidades que ni siquiera conocían. 
Era difícil hacer nuevos amigos que se convertirían en familia, porque al principio, ellos eran los únicos. Los judíos eran los únicos circuncidados. 

Jesús ofrece amor por medio del perdón y lo comparte contigo y conmigo, que no lo merecemos. Esta era una lección para los judíos, su pueblo amado. Dios quería hacerles entender que tenían que unirse como familia. Tenían que entender que Jesús también había venido a salvar a personas de todo género, lengua, raza y color, aún las personas más violentas, corruptas y malvadas de este planeta, y las quería transformar para tener un futuro lleno de esperanza.

En plena pandemia y crisis mundial, querida amiga y amigo, Jesús aún ofrece un futuro lleno de esperanza. Dios no quiere hacer distinción entre nadie, quiere incluir a todos para conocerlo y conocernos entre nosotros. Lo que Jesús desea es darnos identidad que sobrepasa todos los valores humanos  y un nuevo nombre como sus Hijas y sus Hijos. Quiere que resucitemos como Él resucitó. 

Quiere enseñarnos a compartir entre nosotros de lo mucho que Él nos ha dado. Quiere que aprendamos a amar y abrazar nuestras diferencias.
Encontramos esperanza sabiendo que Dios nos ama con amor eterno a través de su Sacrificio y aún antes de él. Dios quiere unir a todas las personas para hallar una vida llena de propósito y crecimiento. Dios quiere que tú pertenezcas a su familia, junto a mí. Quiere que goces de todos los beneficios. Cuando aceptas estar dentro de su familia, te espera un lugar de honor donde no temerás; encontrarás seguridad e identidad en un mundo violento que nos arrebata la dignidad.


Me gustaría leer tus comentarios en la parte de abajo. ¿Qué piensas de esta reflexión acerca de la unidad como familia de Dios?

Con cariño, 
Pris.

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